Casanare es uno de los treinta y dos departamentos que forman la República de Colombia. Su capital es Yopal. Está ubicado en la región Orinoquía. Con 44 490 km² es el décimo departamento más extenso —por detrás de Amazonas, Vichada, Caquetá, Meta, Guainía, Antioquia, Vaupés, Guaviare y Chocó— y con 8 Hab/km², el séptimo menos densamente poblado, detrás de Caquetá, Guaviare. . , Vaupés, Amazonas, Vichada y Guainía, el menos densamente poblado.

El nombre del departamento proviene del vocablo sáliva Casanari, que significa Río de Aguas Negras.

El territorio del departamento se extiende en el piedemonte oriental de la cordillera Oriental de los Andes colombianos. Pertenece a la región de los Llanos Orientales con todas las características que la identifican. La altura promedio sobre el nivel del mar es de 350 metros, con una temperatura promedio de 26 °C.

La distancia entre la capital del departamento, Yopal, y la capital de Colombia, Bogotá, es de 387 km. Ofrece muchos atractivos turísticos y en especial lo referente al ecoturismo. Se cuentan sitios como el caño Aguaclara, el Parque Ecológico Caño Arietes y el río Upía.

Yopal es la capital del departamento del Casanare. Se localiza en la región de los Llanos Orientales colombianos. La ciudad es conocida por su  clima cálido, cultura ganadera y gastronomía tradicional . Hoy, se celebra su fundación y se exalta su riqueza histórica y cultural.

La  tradición y cultura de Yopal(Casanare)

Combina, en un mismo escenario, el pasado y presente de sus generaciones. Desde los espacios dedicados a la práctica de fútbol y baloncesto, por ejemplo, se observan algunas mangas de coleo que reviven el legado de los campesinos llaneros. Por su parte, la música autóctona de la región oriental colombiana todavía convive con las nuevas tendencias que amplifican las discotecas yopaleñas. En la capital se le canta al llano ya sus mujeres; aún se cuentan, a toque de arpa, cuatro y maracas, las historias de los ancestros. Los ritmos y cantos que resuenan a través de la capital expresan la idiosincrasia, mentalidad, costumbres, leyendas, mitos y creencias del casanareño.

Los procesos de colonización han diversificado también la fiesta popular hasta el punto de convertir el territorio en escenario de pasajes, joropos, zapateos, corridos, galerones, fandangos, bambucos y torbellinos. Mestizos, negros, blancos, indios y campesinos, todos son, en esencia, la imagen del folclor casanareño. Fiestas patronales, jornadas de arreo, vaquerías, faenas, hatos y fundos se convierten en aspectos constitutivos de la identidad local. El yopaleño es ganadero, agricultor, poeta y mante de su entorno natural.

La capital es mezcla. Motorizados y hombres “a caballo” atraviesan las mismas vías para exhibir una escena en la cual contrastan las prácticas ancestrales con los estilos de la modernidad. En resumen, Yopal abre las puertas al progreso conservando el respeto y la valoración de sus comunidades primigenias. En las viviendas y establecimientos públicos todavía suenan los poemas de copleros nativos que acompañan con el canto la visita de turistas y pobladores. Hombres con alpargatas, sombrero, poncho y pantalón “arremangao” atraviesan las calles para evocar la escena de los padres llaneros.

El nativo de Yopal, ese “hijo de los Llanos”, es amable, trabajador, navegante y pescador; habla fuerte, pero en un tono respetuoso; habla con rapidez, casi como improvisando coplas; es capaz de caminar descalzo, de recordar el nombre de los animales típicos del oriente y de recomendar los escenarios naturales más apetecidos por los viajeros. Yopal es tierra de celebraciones que le cantan a sus raíces, a su herencia, a sus paisajes y a sus amores; es epicentro de historias que hablan de ‘La Llorona’, ‘El Duende’, ‘El Silbón’ y ‘La Bol’e Fuego’; es, en conclusión, sinónimo de música, leyendas, versos, asados, artesanías y productos de la tierra.

Río Cravo Sur

El Río Cravo Sur es un río de los Llanos Orientales, en su curso recorriendo municipios como Yopal, en Casanare o Labranzagrande en Boyacá.

El Río Cravo Sur, Desde su nacimiento hasta Yopal, tiene una cuenca de aproximadamente 565.113 hectáreas. Tiene como afluentes principales los ríos Tocaría, Payero, Chiquito y Siama. Recorre los municipios de Móngua, Labranzagrande, Yopal, Nunchía y Orocué.

Economía

En las orillas del Río Cravo Sur se suele cultivar yuca, plátano, café, caña de azúcar, malanga y maíz, esto mayormente en el municipio de Nunchía.

Conoce Casanare

El departamento de Casanare es el tesoro menos conocido de Colombia, un lugar donde la vastedad de la naturaleza se fusiona con la rica historia y cultura de su gente. Su capital, Yopal, ofrece una variedad de sitios turísticos, mientras que las extensas sabanas del departamento están salpicadas de haciendas ganaderas, manadas de venados y capibaras, así como majestuosas aves, creando un espectáculo sin igual.

Cómo llegar a Casanare

Descubrir Casanare es más fácil de lo que imaginas. Contamos con diversas opciones para llegar a nuestro encantador destino, cada una ofreciendo una experiencia única. Te presentamos cinco emocionantes formas de ingresar a Casanare, para que elijas la que mejor se adapta a tu estilo de viaje.

El departamento de Casanare es el tesoro menos conocido de Colombia, un lugar donde la vastedad de la naturaleza se fusiona con la rica historia y cultura de su gente. Su capital, Yopal, ofrece una variedad de sitios turísticos, mientras que las extensas sabanas del departamento están salpicadas de haciendas ganaderas, manadas de venados y capibaras, así como majestuosas aves, creando un espectáculo sin igual.

Entre los primeros atractivos en Casanare, se encuentran los fascinantes llanos orientales, hogar de una asombrosa biodiversidad. Los paseos por los llanos te permitirán admirar la fauna local y aprender sobre la flora y fauna del lugar. Aquí, podrás avistar desde jaguares y caimanes hasta una variedad de aves únicas en su especie.

Del llanero al petrolero

Tierra adentro habitan hombres amantes del ganado, sus caballos, el arpa, el cuatro y las maracas. Hombres madrugadores, que a las cuatro de la mañana le ponen aperos a su caballo y cabalgan sobre la sabana para arrear al ganado y “contemplar los amaneceres que les brinda Dios y la naturaleza”.

Hablar del hombre llanero es remontarse al siglo XIX en la campaña libertadora y recordar la trascendencia de aquellos llaneros que dieron su vida para que fuera posible el sueño de libertad del país. En 1818, Francisco de Paula Santander llegó al departamento de Casanare, por órdenes del General Bolívar y con el fin de reorganizar un ejército, dirigido por comandantes llaneros como Juan Nepomuceno Moreno y Ramón Nonato Pérez. El interés de Santander por este territorio se debía a que era uno de los territorios que todavía no se encontraban bajo el yugo español. Los llaneros eran excelentes jinetes, valientes y arriesgados.