Durante cuatro días, 45.000l personas disfrutaron de las actividades en la vigesimosegunda versión del Congreso Gastronómico.

El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo impulsó una vez más esta iniciativa, en la que Guatemala fue el país invitado para esta edición.

Arturo Bravo, viceministro de Turismo, durante la inauguración del evento en el Teatro Municipal Guillermo León Valencia. /Crédito: MinCIT.

Durante cuatro días, Popayán volvió a ser el epicentro de la gastronomía de Colombia, El País de la Belleza, en la vigesimosegunda edición del Congreso Gastronómico que se llevó a cabo del 5 al 8 de septiembre y en el que, una vez más, los saberes y sabores se conjugaron para deleitar a más de 45.000 visitantes que asistieron al Parque Caldas, el corazón del centro histórico de la capital caucana.

Conversatorios académicos, muestras culinarias, clases de cocina y recorridos por las tascas de emprendimientos de cocina tradicional y cocina contemporánea, fueron algunas de las actividades características de las cuatro jornadas de una de las citas gastronómicas más reconocidas de Latinoamérica.

Como ya es tradición, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo fue el gran aliado de la organización aportando, a través de Fontur, $2.110 millones para fortalecer la oferta turística gastronómica de la ciudad, integrando aspectos tradicionales para su continuidad, permanencia y promoción.

Las arepuelas de pan de arroz, que se deja remojar durante tres días, sirven de base para canapés de cerdo, queso y plátano. /Crédito: MinCIT.

El Kumis patiano, los pandebonos, las picadas trifásicas y los amasijos, los aplanchados, las empanadas de pipián y tamales, los envueltos de maíz y las mantecadas de yuca con lulada y salpicón payanés, hicieron parte de la variada oferta payanesa y de las muestras gastronómicas de la primera ciudad creativa de la gastronomía.

El viceministro de Turismo, Arturo Bravo, aseguró que “desde el Gobierno del Cambio estamos convencidos de que eventos como este son fundamentales para posicionar la gastronomía como un producto turístico dentro del cumplimiento del Plan Sectorial de Turismo 2022-20226 ‘Turismo en Armonía con la Vida’. Por eso, seguiremos trabajando para revitalizar las prácticas culturales, propias de la identidad de la región, para fortalecer el tejido social resaltando la diversidad de sabores que tiene nuestro país”.

El departamento del Cauca es prioridad para el Ministerio de Comerio Industria y Turismo y eso se ve reflejado en la inversión de $48.000 millones en proyectos de infraestructura turística, competitividad y promoción, que impactan a sus 42 municipios.
Con este apoyo, el Gobierno del Cambio también busca promover el interés de ese gran segmento de turistas que buscan experiencias culinarias auténticas y únicas cuando visitan El País de la Belleza y logran hacer un recorrido por su historia y sus tradiciones a través de la comida.

Durante el evento hubo espacios académicos para hablar de las cocinas ancestrales y su impacto en el desarrollo de la cocina contemporánea. /Crédito: MinCIT.

Un pedacito de Guatemala en Popayán

En esta ocasión, Guatemala fue el invitado de honor del Congreso Gastronómico. En su pabellón, los asistentes pudieron disfrutar de platos típicos como la piloyada antigüeña (entrada de fríjoles pilos con chorizo, cerdo, verduras y aderezo casero); el subanik (guiso de gran variedad de chiles con pollo, carne, cerdo servido en unas hojas de plátano, acompañado de arroz y tamalitos blancos); y el mole de plátano (plátano bañado en una salsa de chocolate maya), entre otros.

Óscar Estuardo Villagrán, embajador de Guatemala en Colombia, afirmó que “somos afortunados de tener la oportunidad de compartir nuestros sabores ancestrales con el pueblo colombiano. Gracias a estos encuentros podremos fortalecer nuestras cocinas y promover los intercambios culturales entre dos países hermanos, con gastronomías similares”.

Popayán sigue consolidándose como uno de los destinos más importantes de turismo gastronómico en Colombia y en el mundo gracias su capacidad de congregar a las cocinas populares y las bebidas tradicionales alrededor de una tradición que se hizo costumbre con el paso de los años, y que sigue demostrando que probar los platos típicos también es un camino para conocer la historia de un país y de sus gentes